viernes, 8 de marzo de 2013

En este 8 de Marzo les escribo algunas reflexiones:



Cuando decidí "dejar de trabajar" para cuidar a mi Emiliana no recibí ninguna crítica pero si muchas miradas de desaprobación que no se tradujeron en palabras. Miradas que parecían decir: "pero no erai feminista", y  "para eso estudiaste tanto", "en serio te vay a quedar en la casa", "que le poní color". Y la verdad es que en la sociedad que vivimos todos esos argumentos son válidos.

Mi decisión pareciese escupir a las mujeres que batallaron para salir de lo privado y la prisión de la maternidad. La misma Beauvoir se revolcaría en su tumba ante tamaña aberración. Pero lo cierto es que la mayoría de estas mujeres letradas que riñeron por un feminismo de la igualdad, eran mujeres burguesas con ansias de "libertad". Ahora que mi generación ha obtenido los frutos de esas luchas, se abren ante nuestros ojos matices de otras violencias. Mi devenir madre me ha permitido observarlas, mucho más resguardadas y encubiertas que la misma violencia patriarcal.

Pienso que gestar, parir, criar son acciones que desde el comienzo de la humanidad han sido llevado a cabo por mujeres. Menospreciar cada una de estas labores solo porque son subyugadoras de nuestra estirpe lo único que perpetúa es el enceguecimiento de lo que instala y permite esta sumisión.