Mi decisión pareciese escupir a las mujeres que batallaron para salir de lo privado y la prisión de la maternidad. La misma Beauvoir se revolcaría en su tumba ante tamaña aberración. Pero lo cierto es que la mayoría de estas mujeres letradas que riñeron por un feminismo de la igualdad, eran mujeres burguesas con ansias de "libertad". Ahora que mi generación ha obtenido los frutos de esas luchas, se abren ante nuestros ojos matices de otras violencias. Mi devenir madre me ha permitido observarlas, mucho más resguardadas y encubiertas que la misma violencia patriarcal.
Pienso que gestar, parir, criar son acciones que desde el comienzo de la humanidad han sido llevado a cabo por mujeres. Menospreciar cada una de estas labores solo porque son subyugadoras de nuestra estirpe lo único que perpetúa es el enceguecimiento de lo que instala y permite esta sumisión.
Las mujeres que gestamos, parimos y criamos compartimos una historia de cuerpos vividos en condiciones de vulnerabilidad, pero también de resistencia. Nuestro nutrir, amar, criar y regenerar la especie nos hace más propensas a toda índole de violencias. Proteger y criar nos hace más de una, y hay que multiplicar los cuidados, el abrigo y el pan. Está en nuestras manos otras vidas y desde esta responsabilidad vital se nos ha violentado por siglos. ¿Cuántas de nosotras se encuentran en situación de vulnerabilidad por practicar trabajos precarios, con horarios "más flexibles" para estar con sus pequeños/as?.Desde este devenir madre entiendo por qué la pobreza tiene cara de mujer.
Lo más terrible de todo es que este sistema macabro planta el pie sobre la humanidad desde la cuna, desde ese/a niño/a que es destetado temprano porque la madre tiene que volver a "trabajar". Aún más desde el momento que es separado/a de su madre al nacer. Y aún peor, desde que esa madre fue infantilizada en la apropiación de su cuerpo y su capacidad de gestar.
Este es un hoyo profundo, donde la violencia adultocentrica cierra los ojos y tapa sus oídos ante esos/as bebes que lloran y piden consuelo. Este sistema o como quieran llamarlo instala el sometimiento y sumisión desde los primeros meses de nacer perpetuando una cadena de adultos carentes de autoestima y propensos a obedecer.
Me resisto a esta orfandad de los cuerpos tan tempranos, me resisto a entregar mi cría a este sistema devorador. Porque lamentablemente esta sociedad no permite una crianza conjunta, porque lamentablemente en mi país la mujeres que no tienen otra opción deben dejar a sus niños/as en salas cunas con 15 bebes más y solo un par de mujeres a su cargo. Porque lamentablemente el feminismo en un afán megalómano quizo demostrar que las mujeres somos capaces de todo, vendiendonos la pomada de que somos iguales. Nosotras podemos!
Somos iguales, somos capaces, es la consigna que parezco seguir escuchando como eco del siglo pasado. Claro que podemos! Pero también es cierto que somos infinitamente diferentes, incluso entre nosotras.
Creo que es tiempo de que nuestra "esencia" (Si, me atrevo a hablar desde un feminismo de mujeres en un tiempo donde alzar la voz como "mujer" es sospechoso. Me atrevo a hablar como mujer en tiempos donde ser iguales es una consigna que facilita relaciones institucionales y de "género". Me atrevo a apelar a una escencia mujer desde un feminismo devenido racional que ha olvidado y despreciado a esa viejas hippies escencialistas que nos abrieron el camino. ) Como decía es tiempo que nuestra infinita especificidad se reivindique. Es momento de la segunda parte de esta revolución! Una sociedad que valore y dimensione nuestro rol como seres humanos diferenciados!
No se trata de una apología a la Madre, como procreadora de la sociedad, ni tampoco de un destino manifiesto que nos instale solo como generadoras de vida. Sino que pido mirar la inmensa cantidad de mujeres que recorren este camino en situación de desventaja. Porque querámoslo o no todos y todas nacemos de una mujer. Propiciar mejores condiciones de este inicio me parece un principio para generar la mayor de las transformaciones.
Imagino una sociedad donde las mujeres que lo deseen, podamos cargar a nuestros/as pequeños a nuestros lugares de trabajo y que esto se valorice en reconocimientos simbólicos y de dinero. Imagino una sociedad donde la crianza es compartida y las familias trabajen jornadas pequeñas para compartir con sus hijos/as.Imagino un mundo sin el enclaustramiento de bebes y niños/as en espacios separados a los de adultos/as.
Imagino empleos igual remunerados, sin recargo a los gasto de salud por ser mujer en edad fértil. Imagino una sociedad que considere como fondo colectivo una previsión para la vejez para las mujeres que deseen cuidar de sus hijos. Imagino trabajos satisfactorios y bien remunerados donde podamos ver en puestos de alto rango a mujeres. Imagino escuelas donde se aprenda a valorar esta entrega femenina tanto como las producciones culturales que otras mujeres creen. Imagino que en todos los países las mujeres pueden decidir sobre sus cuerpos, si deciden llevar a cabo una gestación o no. Imagino partos respetados, nacimientos no traumáticos y sin violencia obstétrica. Imagino un mundo donde no importe la preferencia sexual y que esto no incida en la desición de adoptar. Imagino la segunda parte de la revolución!
Feliz día a todas las mujeres!!
Con cariño, Jess feminista suelta y mamá de Emiliana.
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